El trágico accidente del vuelo 2216 de Jeju Air, ocurrido el pasado 30 de diciembre en el aeropuerto internacional de Muan, Corea del Sur, ha dejado un saldo devastador de 179 fallecidos entre los 181 ocupantes. La aeronave, un Boeing 737-800, se estrelló al aterrizar sin desplegar el tren de aterrizaje, lo que provocó que se saliera de la pista y colisionara contra un muro, estallando en llamas. Solo dos miembros de la tripulación lograron sobrevivir al desastre.
Las autoridades surcoreanas han ordenado una inspección de todos los aviones de este modelo en operación dentro del país, tras las primeras informaciones que sugieren un posible «impacto de ave» como causa del accidente. El piloto había informado sobre un intento de aterrizaje abortado y había declarado «Mayday» a la torre de control poco después de recibir una advertencia sobre actividad aviar en la zona.
La investigación está en curso
Los investigadores han recuperado dos cajas negras del avión, que serán analizadas para determinar las causas exactas del siniestro. La Junta de Investigación de Accidentes de Aviación y Ferrocarriles de Corea del Sur, con la colaboración de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte de EE. UU. y Boeing, liderará la investigación. Este modelo de Boeing, que lleva en operación cerca de tres décadas, es uno de los aviones más utilizados globalmente, con un historial de seguridad sólido y una penetración significativa en el mercado de aerolíneas de bajo costo en Corea del Sur.
Funcionarios del Ministerio de Tierra, Infraestructura y Transporte de Corea del Sur han indicado que revisarán la estructura del muro con el que colisionó la aeronave, además de realizar inspecciones exhaustivas de los Boeing 737-800 en la flota de aerolíneas surcoreanas. A pesar del accidente, expertos en aviación han señalado que es poco probable que haya defectos de diseño en el modelo, que ha sido adoptado por más de 200 aerolíneas en el último año.
El CEO de una importante agencia de viajes ha afirmado que las investigaciones se centrarán en los registros de mantenimiento de Jeju Air, para identificar posibles fallos en la operación del avión. La compañía ha asegurado su apoyo a las familias de las víctimas y ha señalado que el avión estaba cubierto por un seguro de mil millones de dólares. Sin embargo, Song Kyung-hoon, director de la oficina de gestión de Jeju Air, ha negado que fallos mecánicos o una preparación de seguridad inadecuada hayan contribuido al accidente.
En medio de este trágico evento, los mercados han reaccionado negativamente, con las acciones de Jeju Air cayendo un 8.65% tras el incidente. Este accidente resalta la importancia de una regulación estricta y la necesidad de un enfoque proactivo en la seguridad aérea, un aspecto que debe ser prioritario para las autoridades pertinentes en un contexto donde la aviación comercial sigue siendo un pilar fundamental de la movilidad global.