Las ballenas belugas que llegaron de Járkov (Ucrania) al Oceanogràfic de Valencia tienen un particular acento al comunicarse, utilizando silbidos ucranianos en lugar de los chirridos más comunes entre las belugas.
Esta es una de las sorpresas que han descubierto los investigadores al analizar los sonidos emitidos por estos mamíferos marinos.
Aunque llevan dos meses en el Oceanogràfic y se están adaptando a su nuevo entorno, ahora deben aprender a comunicarse con el resto de belugas utilizando chirridos en español.
Plombir y Miranda, como se llaman las belugas, pueden comunicarse entre sí, pero lo hacen de manera distinta al resto de la población del Oceanogràfic.
Cuando se sumergen, se nota que tienen un acento diferente. Daniel García, director de Operaciones del Oceanogràfic, explica que los sonidos de contacto de las belugas ucranianas se asemejan más a los silbidos característicos de los delfines.
Los investigadores sugieren que este patrón de comunicación en las belugas podría estar influenciado por la convivencia cercana que tuvieron con los delfines en Ucrania.
Daniel García señala que es posible que desde pequeñas hayan evolucionado adoptando el lenguaje de los delfines, que eran como su familia. Esto sugiere que las belugas poseen la capacidad de escuchar sonidos y reproducirlos.
Asimismo, la cría de beluga del Oceanogràfic, llamada Kylu, ha comenzado a comunicarse de manera diferente cada vez que se acerca a las compuertas donde se encuentra Miranda.
La cuidadora Andrea Ortola destaca que entre ellas existe una relación cercana y cariñosa, comunicándose a través de las puertas con gestos amorosos.