El ajo (Allium sativum) es una planta usada desde hace milenios tanto como alimento como medicina. Su fuerte aroma y sabor característico se deben a compuestos sulfurados, como la alicina, que se liberan al cortar o machacar los dientes de ajo. Este pequeño bulbo tiene potentes efectos sobre la salud, pero también presenta ciertas contraindicaciones si se consume en exceso o en condiciones particulares.
Beneficios del ajo
- Propiedades cardiovasculares
Reducción de la presión arterial: Estudios han demostrado que el ajo puede ayudar a reducir la presión arterial en personas con hipertensión, comparable a algunos medicamentos (aunque más moderado).
Disminución del colesterol LDL: Puede reducir el colesterol malo (LDL) y los triglicéridos, sin afectar significativamente al colesterol bueno (HDL).
Prevención de aterosclerosis: Su acción antioxidante y antiinflamatoria ayuda a mantener limpias las arterias.
- Efecto antimicrobiano y antiviral
La alicina tiene propiedades antibacterianas, antifúngicas y antivirales. Se ha usado tradicionalmente para combatir infecciones respiratorias y digestivas leves.
- Propiedades antioxidantes
El ajo ayuda a combatir el estrés oxidativo, protegiendo las células del daño que produce el envejecimiento prematuro y enfermedades degenerativas.
- Potencial anticancerígeno
Algunas investigaciones sugieren que el ajo podría reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer (especialmente gastrointestinales), gracias a sus compuestos organosulfurados.
- Mejora del sistema inmune
Estimula ciertas células del sistema inmune (como los linfocitos y macrófagos), lo que puede aumentar la resistencia a enfermedades.
- Control de la glucosa
Puede ayudar a reducir los niveles de azúcar en sangre en personas con diabetes tipo 2, aunque no sustituye el tratamiento médico.
Desventajas y riesgos del consumo de ajo
- Problemas gastrointestinales
El ajo crudo, especialmente en grandes cantidades, puede causar ardor, gases, náuseas o diarrea en algunas personas.
- Mal aliento y olor corporal
Su contenido en compuestos sulfurados puede generar halitosis intensa y olor corporal persistente, difícil de eliminar incluso después del lavado.
- Irritación en la piel
Aplicado directamente sobre la piel puede provocar quemaduras o dermatitis por contacto, especialmente en personas sensibles.
- Interacciones con medicamentos
El ajo puede potenciar el efecto de anticoagulantes como la warfarina o aspirina, aumentando el riesgo de sangrados.
También puede interferir con ciertos medicamentos para la presión, el VIH o inmunosupresores.
- Riesgo en cirugía
Se recomienda suspender su consumo unos días antes de una cirugía programada para evitar sangrados excesivos.
- Alergias o sensibilidad
Algunas personas pueden tener reacciones alérgicas leves o moderadas al ajo (picor, hinchazón, urticaria).
Formas de consumo y recomendaciones
Crudo: Es la forma más potente, pero también la más irritante. Lo ideal es machacarlo y dejarlo reposar unos 10 minutos antes de consumirlo.
Cocido: Su sabor es más suave y causa menos molestias digestivas, aunque se reducen algunos beneficios.
Suplementos: Cápsulas de ajo envejecido o desodorizado están disponibles, pero su eficacia varía mucho según la formulación.
Dosis segura recomendada (adultos sanos):
1–2 dientes de ajo crudo por día.
Hasta 600–1200 mg diarios si se usa en forma de extracto estandarizado.
Conclusión
El ajo es un alimento funcional con múltiples beneficios comprobados para la salud, especialmente a nivel cardiovascular, inmune y antioxidante. Sin embargo, no está exento de efectos adversos si se consume en exceso o en ciertas condiciones médicas. Su uso debe ser moderado y adaptado a la tolerancia individual.